Panorámica Parque Berrío

Panorámica Parque Berrío

miércoles, 10 de noviembre de 2010

Parque Berrío, un lugar habitado por palomas y sombreros viejos. (Reflexión)


Parque Berrio, un lugar habitado por palomas y sombreros viejos, viene desde los tiempos de antaño, cuando nace una Iglesia blanca de refinada estructura y de gran nombre para la religión en la plaza, que anteriormente era circulada por la burguesía y por mercaderes que día a día se extendían con el sol. Un suelo testigo de cuánta sangre derramaron por justicia o injusticia, un suelo que hoy se viste de gris para acompañar las historias, la música y cada uno de sus fieles habitantes.
Un parque que en las noches, probablemente mucho más de día, transmite una inseguridad que penetra en cada mente de los individuos que cruzan sus esquinas, pero la alegría continua en el parque, con grupos de música que amenizan la tertulia, vendedoras de tinto, emboladores de zapatos, chicles, cigarrillos, toda una sala cómoda para hablar del pasado y lo duro que nos da el presente, para quejarse de la economía con la bolsa y el banco de la República, del sol entre la pequeña arboleda que cobija el parque, al cuidado de Pedro Justo Berrio quien desde su pedestal observa todo lo que acontece.
Pero es un lugar habitado toda la sangre de Medellín, negritudes, blancos, mestizos, policías, espacio público, todos conviviendo en las mismas horas, unos más aglomerados que otros, voces fuertes, “testigos de la fe de Cristo”, indígenas que desterrados vienen en busca de un futuro en las calles.
Pero de ser plazoleta, máximo lugar de encuentro, el Parque Berrio se fue convirtiendo en un lugar de paso para los habitantes de esta ciudad, un lugar donde la prisa se lleva las mejores historias y los mejores recuerdos, el comercio, la tecnología y la evolución disminuyeron el tamaño de esta gran sala de estar, para convertirla en solo un corredizo viejo que sirve para llegar más rápido a nuestro destino, sin embargo, a pesar de que el Metro esta incrustado en la mitad de este Parque, las personas siguen habitándolo, con más frecuencia tal vez, aunque sólo sea de paso, se encuentra la pandereta del Hare krishna, la guitarra de un bolero, la religión de los ancianos, las flautas de los indios, todo esto nos lo brindan unos cuantos fragmentos de suelo que flotan en la ciudad, fragmentos que paso a paso van construyendo la historia.

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